fbpx

Blog

Renovar el turismo: una necesidad para Colombia y el mundo

Históricamente, el turismo ha sido el resultado de diversas actividades humanas: desde la curiosidad por descubrir lo que había más allá, pasando por los peregrinajes religiosos y las rutas comerciales de nuestros antepasados, hasta la búsqueda de nuevos territorios por parte de aventureros intrépidos. El turismo surgió como consecuencia de estos movimientos de personas entre diferentes tierras. Estos viajeros, a menudo mercaderes o peregrinos, llevaban consigo alguna moneda de plata o de oro, intercambiada por bienes o servicios, ya fuera para encontrar una cama al final del día, para comer, o simplemente para distraerse y aliviar la mente. Los locales, quienes observaban el constante flujo de visitantes, comenzaron a ofrecer servicios sin saber que estaban creando lo que hoy conocemos como “turismo”. Sin embargo, este concepto no apareció sino hasta finales del siglo XVIII con el “Grand Tour” de los aristócratas europeos.

Es importante comprender que del turismo de nuestros antepasados solo quedan los cimientos, erosionados por el tiempo y transformados por el tipo de sociedad en la que vivimos desde hace unos 200 años. El turismo ha cambiado de forma radical en la sociedad global actual. Si bien ha generado progreso económico y dinamismo en algunas sociedades, incluidas las más alejadas de los centros urbanos, también ha traído consigo las problemáticas típicas de un sistema basado en la explotación de recursos y la acumulación de capital.

El desarrollo del turismo dentro del capitalismo ha transformado una actividad originalmente hospitalaria hacia el peregrino, comerciante o migrante en una que prioriza el beneficio económico. Este beneficio, que podría impulsar el desarrollo de las comunidades locales, a menudo es apropiado por quienes poseen los recursos para realizar grandes inversiones en proyectos hoteleros, privatizando la tierra y las principales atracciones.

En Colombia, esta situación no es diferente. Cada vez más extranjeros, atraídos por la belleza del país, muestran interés en invertir. Aunque esto no es del todo negativo, tampoco es completamente positivo. La privatización impulsada por inversionistas extranjeros o personas de los centros urbanos nacionales afecta fuertemente a las comunidades locales. A pesar de que estas inversiones mueven grandes sumas de dinero, este capital termina beneficiando principalmente a los grandes inversores, mientras que las comunidades locales continúan recibiendo salarios bajos, como antes de su llegada. En algunos casos, los propietarios locales venden su tierra a los inversionistas, quienes se enfocan en su propio interés. Un ejemplo de esto es Palomino, un territorio en La Guajira, uno de los departamentos más empobrecidos del país. A pesar de que se ha convertido en un destino turístico importante con inversiones millonarias en proyectos hoteleros, la infraestructura pública, como la carretera, la escuela y el centro de salud, sigue siendo de baja calidad.

Estos son ejemplos típicos del capitalismo extractivista, que no se integra con las comunidades locales ni vela por sus intereses. En lugar de eso, pone a disposición de quienes tienen capital, tierras remotas para su explotación, beneficiando solo a los inversionistas, quienes probablemente nunca visiten estos territorios.

¿Qué hacer entonces?

La respuesta es simple: debemos apostar por proyectos hoteleros y turísticos que generen un impacto positivo en las comunidades locales. Como turistas conscientes, debemos reducir el consumo de proyectos que no promuevan el desarrollo sostenible o solidario. El dinamismo económico del turismo puede generar impactos sociales y medioambientales positivos, pero esto depende de la demanda de un consumidor cada vez más consciente.

El turismo retributivo busca desarrollar soluciones enfocadas en el bienestar colectivo. El “retribucionismo económico”, como un tipo de nueva economía revolucionaria, persigue generar un impacto positivo para todos los actores involucrados en las cadenas productivas. No se trata de evitar las inversiones en zonas remotas o en destinos apetecidos, sino de que estas inversiones sean conscientes de las comunidades locales y sus necesidades, ayudando a satisfacerlas. Al igual que cuando un amigo nos tiende una mano y demostramos gratitud, el “retribucionismo económico” promueve redes de solidaridad entre inversores y empresarios con las comunidades locales, de manera que ellas sean las principales beneficiadas. El turismo retributivo no solo es responsabilidad de los inversores, sino también de los consumidores. En este sentido, el turista retributivo busca disfrutar del destino y, al mismo tiempo, dejar una huella positiva, respetando los lugares que visita y contribuyendo de manera justa y consciente a las economías locales.

La necesidad de renovar la manera en la que hacemos turismo y pensamos no solo este sino todos los sectores de la economía, se manifiesta como algo imperante para construir un mundo mejor y más alineado con los valores básicos que la justicia social. Colombia es un país que hasta el momento no había sido atractivo para el turismo a raíz de los tristes ciclos de violencia que atravesamos a lo largo de nuestra historia, es por eso que tenemos la oportunidad única e irrepetible de hacer un desarrollo de este sector de manera consciente y responsable, tanto con las comunidades como con el medioambiente que se presenta como un actor participante dentro del ejercicio turístico. Si no hacemos este cambio ahora y no convertimos a Colombia en un ejemplo para el mundo, tal vez mañana sea demasiado tarde.

COMPARTIR:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Open chat
¿Necesitas ayuda?
Hola 👋
¿Cómo podemos ayudarte?