Simón Zamudio- diseño de circuitos en PazYando por Colombia.
Reflexiones sobre el etnoturismo y turismo psicodélico desde la perspectiva del turismo retributivo.
Introducción:
El ser humano está viviendo una crisis existencial donde viajar se ha vuelto una manera de encontrarse. ¿Qué buscamos cuando viajamos? ¿Por qué existe una fuerte tendencia a que el turismo sea cada vez más libre y alternativo? Si nos damos cuenta es común encontrar que la mayoría de operadores turísticos busquen ofrecer algo alternativo o un plan completamente nuevo, ya que muchos viajeros buscan esa exclusividad, quieren vivir una experiencia única que se pueda llamar aventura, pero donde se les garantice seguridad y cierto confort.
En realidad ese esfuerzo que realizan estas empresas operadoras de turismo no es muy eficiente, ya que para vivir aventuras y sentir esa emoción muchas veces se debe renunciar precisamente al control de todas las situaciones y sobre todo a la comodidad.
Es por esto que las personas que buscan un turismo auténticamente diferente, aventurero y con un diferencial evidente suelen viajar solas o en grupos de amigos. Es aquí donde el etnoturismo y el turismo psicodélico están comenzando a cobrar una importancia relevante en Colombia y en el mundo.
El viajero que busca la aventura sabe que debe renunciar a esa comodidad porque de alguna manera está buscando experimentar, no solo un viaje externo sino también un viaje introspectivo a través de los lugares y culturas que conoce.
Se podría decir que el turismo psicodélico nace como lo conocemos hoy con el movimiento hippie a finales de los años 50. De hecho “the overland” o el “sendero hippie” fue una de las primeras rutas terrestres por Eurasia, la cual consistía en ir desde Europa hasta India y Nepal, cruzando medio oriente y Asia central, si, efectivamente en una Volkswagen combi decorada con patrones geométricos, colores y el símbolo de la paz. Uno de los principios de este turismo alternativo era viajar lo más barato posible, ya que la idea era extender la durabilidad del viaje lo más que se pudiera. Con el paso del tiempo, se hizo famoso este sendero y esto incentivó la creación de cafés en diferentes puntos de peregrinaje donde se recibían a los turistas en espacios en los cuales podían consumir cannabis y hablar con los lugareños. Para estos viajeros era vital el intercambio cultural y por lo tanto se trataban de relacionar mucho más con la gente local que con otro tipo de turistas (Richard-G, 2020).
Actualidad;
El intercambio cultural generado en esas primeras experiencias del movimiento hippie formó un interés hacia las culturas indígenas, ya que en la medida que viajaban buscando esa sensación de aventura, de responder preguntas internas y existenciales se daban cuenta de que los sabedores de otras etnias solían tener una información valiosísima que los ligaba con la naturaleza propia y externa. Esto hace reflexionar un poco sobre cómo el ser humano en su crisis de identidad y que vive dentro de una sociedad tan artificial comienza a volver a la naturaleza y a sus saberes para aprender formas más sencillas de vivir y que priorizan más el ser que el tener. Así mismo es interesante ver como en zonas que fueron colonizadas, los descendientes de quienes usurparon tierras, imponían sus creencias y esclavizaban a los pobladores originales de las tierras, ahora vienen a aprender con entusiasmo sobre los saberes de quienes fueron víctimas y hoy en día resisten gracias a su resiliencia histórica y por supuesto, su conocimiento del territorio.
El interés creció en los turistas de este estilo, cuando se dieron cuenta de que los pueblos indígenas además de tener una biblioteca de saberes interesantes, no criminalizaban el consumo de sustancias psicodélicas, por lo contrario adoraban estos elementos que usualmente pertenecen al reino vegetal o en algunos casos menos frecuentes eran hongos o animales. Es aquí donde se genera una conexión irremediable entre lo étnico y lo psicodélico.
Sin embargo ¿qué sucede con las comunidades locales? Existen varias dinámicas y el etnoturismo es muy amplio, ya que no es lo mismo hablar de hacer turismo con un gaucho argentino que con un indígena quechua en Perú o visitar a los lacandones en México. En ciertos lugares el turismo es bien recibido, ya que los locales realizan muestras de sus tradiciones y costumbres y reciben una retribución económica por involucrar a los turistas en estos espacios o hacerlos partícipes de una de estas prácticas. No obstante en otras ocasiones el desarrollo turístico genera un impacto negativo en las comunidades, un ejemplo claro de esto es lo que ocurre en Palomino (La Guajira).
En este municipio viven indígenas de la etnia Kogui y algunos Arhuacos (Iku), los cuales habitan desde tiempos antiguos la sierra nevada de Santa Marta y han presenciado como varias oleadas de viajeros han llegado a establecerse en este lugar buscando experiencias espirituales y sobre todo alterar su conciencia, trayendo consigo drogas, alcohol, discotecas, etc. Esto ha afectado los lugares que para estas comunidades eran sagrados. En Palomino el etnoturismo que se ofrece no garantiza un equilibrio y un bienestar para los indígenas, ya que se han generado redes de intermediarios que terminan por darles un porcentaje bajo de las ganancias a los locales y a eso se le suma la falta de inversión que deberían hacer tanto entidades públicas como privadas para promover el desarrollo sostenible y con responsabilidad social en el municipio. Por otro lado se entiende que la retribución es primordialmente monetaria y es aquí donde se deben generar nuevas relaciones entre el turista y el local para que haya un turismo responsable y que mientras el turista enriquece su vida con una experiencia completamente nueva, esté aportando desde sus capacidades al desarrollo de la comunidad local.
Miguel Angel Flores-Palma en su artículo del 2022 Turismo psicodélico y la resignificación de territorios. El caso de la frontera noroeste en Guanajuato, México, explica:
“El fenómeno del turismo psicodélico se caracteriza por la movilidad de personas a lugares con la finalidad de consumir enteógenos que son originarios de la zona. Podemos encontrar ejemplos globales de esta actividad en la Amazonia, tanto de Perú como de Colombia y Brasil, como destino del turismo psicodélico dado el arribo de turistas en busca de una experiencia con la ayahuasca. Otro caso relevante es el de Marruecos con el hachís y el opio, pero no solamente existen turistas con interés de enteógenos de origen natural, encontramos que Ámsterdam se posiciona como el destino favorito de consumidores de versiones sintéticas como el LSD, DMT, MDMA, entre otros psicoactivos”.
Esta es una de las razones por las cuales me parece importante tocar este tema y las problemáticas que a nivel turístico representan y es que Colombia, por su posición geográfica, su biodiversidad y su diversidad cultural, sea uno de los destinos más atractivos para personas interesadas en el etnoturismo y el turismo psicodélico.
Según Wade Davis en su libro “El Río”, en Colombia está el lugar con mayor diversidad de plantas alucinógenas, enteógenas y medicinales del mundo. Este lugar es el valle del Sibundoy, y aunque este lugar llame la atención por este dato se podría decir que hay lugares por todo el país que tienen este mismo potencial.
Es importante hacer una diferenciación en este punto y es que muchas veces cuando se habla de psicodélicos se asocian con drogas y por lo tanto con narcotráfico. Sabemos el daño que le ha hecho esta actividad ilícita al país y que si bien en algunos casos se tocan estos conceptos, los psicodélicos a nivel turístico llaman a personas muy específicas que se alejan del consumidor de estupefacientes o drogas sintéticas que encontramos en el parque lleras de Medellín, es por eso que las drogas, el narcotráfico y el turismo pueden ser un tema para un siguiente texto de opinión.
No obstante, el hecho de que las personas que buscan este turismo psicodélico sean más espirituales o tengan un acercamiento más evidente hacia las comunidades locales e indígenas no quiere decir que sea un turismo sostenible, consciente o necesariamente positivo. Por lo contrario el turismo psicodélico en algunos casos también ha ocasionado gentrificación, cambio del uso del suelo, e incluso una amenaza directa a las especies vegetales implicadas como por ejemplo, la ayahuasca en Perú, Colombia y Brasil o el peyote en México.
Carlos Suárez comenta en su artículo publicado en 2020 para el portal digital de ICEERS (International Center for Ethnobotanical Education, Research and Service):
“Los signos de que la ayahuasca silvestre está siendo sobreexplotada para el mercado mundial son evidentes, según coinciden los principales actores de esta industria”……”Dicen que la liana ha desaparecido de los alrededores de numerosos pueblos y de las zonas accesibles de la selva, los recolectores tienen que ir cada vez más lejos para conseguirla, los ejemplares comercializados son más jóvenes/delgados, y el precio se ha multiplicado por cuatro en los últimos cinco años”….”El holandés con sede en Iquitos, Bowie van der Kroon, uno de los primeros en dedicarse al negocio de la exportación de ayahuasca, advierte que, si la extracción continúa a este ritmo, «este producto no estará disponible» en un futuro próximo. Van der Kroon procesa alrededor de una tonelada de ayahuasca por mes”.
Si bien esta información es tomada de estudios en Perú la situación no es muy diferente para Colombia, aquí se puede observar que muchas veces los turistas con este tipo de intereses se han conglomerado en pueblos o ciudades como San Agustín, Mocoa, Villa de Leyva, Barichara, Palomino, Minca, Santa Elena (Medellín), entre otros. Muchos de estos lugares no reciben una retribución a nivel social justa para los locales y es interesante resaltar que el turismo psicodélico o etnico cuando se realiza directamente con comunidades indígenas es muy diferente a cuando se realiza en este tipo de ciudades o pueblos, es por eso que la reflexión y la crítica va hacia construir un turismo mucho más consciente para las zonas de conglomeración turística donde evidentemente el uso de psicodélicos y la presencia o apropiación de elementos étnicos es frecuente.
Conclusiones
Desde PazYando por Colombia observamos que este ya es un turismo del cual se debe hablar sin tanto tabú, ya que está en crecimiento debido a las necesidades que el ser humano tiene de buscar alternativas de sanar su cuerpo, espíritu o simplemente de tener una experiencia recreativa que marque de manera significativa su viaje en nuevos territorios. Es importante concientizar a las personas de cómo sus acciones pueden ayudar a las comunidades locales y promover actividades que sean retributivas de maneras mucho más profundas que un intercambio monetario. Creemos que es fundamental retribuir monetariamente de manera justa el conocimiento ancestral sin embargo buscamos generar alianzas donde se puedan desarollar mingas de trabajo, talleres de bioconstrucción, creación de murales, enseñanza de idiomas, apoyo en labores domésticas y agrícolas, entre otros. Es decir que haya un intercambio de apoyo humano para entender cuáles son las verdaderas necesidades de los lugareños y que nos demos cuenta de que podemos aportar mucho conocimiento aunque seamos turistas. Es vital entender que todos somos humanos y tenemos las mismas necesidades y así mismo somos sensibles, por lo tanto tratar de interactuar con humanidad con las otras culturas es fundamental. Recuerda, antes de tomarle fotos a un niño indígena contigo como si estuvieras en un zoológico, pregúntate si te gustaría que cualquier persona te parara en la calle a decirte que quiere una foto con tu hijo porque es muy “raro” y “lindo” a la vez.
En cuanto al uso de psicodélicos, es vital informarnos sobre el impacto que puede tener el sobreconsumo de ciertas sustancias que son sagradas para pueblos originarios, básicamente por que su cosmogonía y forma de entender el mundo se la deben a estos elementos y por lo tanto si arrasamos con estas plantas estas culturas van a estar cada vez más cerca de desaparecer. Por otro lado es importante observar cómo afecta el turismo cuando se generan zonas de conglomeración temática, en este caso “lo psicodélico”, si se descentraliza el turismo de estos puntos y se exploran nuevos lugares no se colapsa la capacidad de carga de esas zonas y se fomenta el turismo en otros lugares que son aún desconocidos y por lo tanto tienen aún mucho por ofrecer.
En fin, no importa como decidas “viajar”, solo trata de hacerlo con consciencia y dejando una semilla positiva en los lugares que te abren sus puertas.
Referencias
⦁ Gregory, Richard. ⦁ «A Brief History of the Hippie Trail» (en inglés). Archivado desde ⦁ el original el 28 de julio de 2020.
⦁ Flores-Palma, M. A. (2023). Turismo psicodélicoy la resignificación de territorios. El caso de lafrontera noroeste en Guanajuato, México. Revista Cultura y Droga, 28(35), 168-186. https://doi.org/10.17151/culdr.2023.28.35.8
⦁ Suarez, C. 2020. Estamos recolectando ayahuasca a un ritmo alarmante. Disponible en: https://www.iceers.org/es/estamos-recolectando-ayahuasca-a-un-ritmo-alarmante/. Consultado el 31 de mayo del 2024.