Viajar no es solo conocer lugares nuevos, es transformar la manera en que vemos el mundo. Y cuando el turismo se enfoca en lo comunitario, esa transformación es doble: el viajero regresa con experiencias inolvidables y las comunidades locales reciben beneficios reales.
En Colombia, el turismo comunitario está creciendo con fuerza. Son viajes que van más allá de lo convencional, donde la gente se sumerge en la cultura local, aprende de quienes han vivido generaciones en un mismo territorio y contribuye a la conservación de su entorno. ¿Quieres que tu viaje tenga un impacto positivo? Esta es la forma de hacerlo.
Si pensamos, el turismo ha sido una de las actividades humanas más antiguas de la historia, como especie nos comenzamos a desplazar para encontrar espacios más propicios para la supervivencia, pero la llegada de la agricultura entre otros desarrollos sociales y tecnológicos la mayoría de las sociedades tomaron un estilo de vida sedentario. No obstante el ser humano es curioso y la curiosidad apasiona, porque nos permite aprender; el turista busca romper con su rutina para conocer nuevas realidades y descansar de su cotidianidad, pero si lo pensamos a profundidad, muchas veces buscamos descansar de nosotros mismos.
La rutina hace que nuestro pensamiento de vueltas y perdamos el sentido de lo que hacemos llenando nuestra cabeza de pensamientos que nos incapacitan para agradecer por lo que tenemos. Quien viaja es una persona que busca salir de su comodidad y muchas veces el contraste con otras formas de vida es lo que lo renueva para valorar su hogar cuando regresa.
Si hablamos de turismo comunitario, entendemos que es la forma más orgánica de conocer una cultura y por lo tanto tener un viaje enriquecedor tanto para el turista como para la gente local. Este turismo requiere un poco de paciencia, empatía y sobre todo respeto, pues muchas de las iniciativas comunitarias funcionan de manera tradicional y eso quiere decir que las experiencias de choque cultural serán mucho más fuertes para el viajero.
¿Qué es el turismo comunitario y por qué es tan especial?
Este tipo de turismo es una forma de viajar donde las comunidades locales son las protagonistas. Son ellas quienes diseñan las experiencias, quienes reciben a los visitantes y quienes se benefician directamente de la actividad turística. Aquí no hay grandes cadenas hoteleras ni experiencias prefabricadas; es un turismo auténtico, humano y con propósito.
El turismo comunitario ayuda a preservar la identidad cultural, generar empleo local y proteger la naturaleza. En lugar de solo visitar un lugar, te conviertes en parte de su historia.
Quienes desarrollan el turismo comunitario usualmente pertenecen a poblaciones que tienen grandes historias por contar. Personas que fueron víctimas de un conflicto, excombatientes, madres cabezas de familia, comunidades indígenas, personas discriminadas por ser transgenero o trabajadoras sexuales, etc.
Estas poblaciones muestran una gran fortaleza que radica en su resiliencia y capacidad de trabajo colectivo pensando en un bien común y con los pocos o muchos recursos que puedan tener, dan lo mejor que tienen para ofrecer una experiencia sostenible y auténtica.
¡Destinos comunitarios imperdibles!
Colombia tiene cientos de comunidades que han encontrado en el turismo una oportunidad para compartir su riqueza cultural y natural.
Hacia el sur oriente de la capital nos topamos con un lugar maravilloso que pareciera salido de un cuento de fantasía, La serranía de la Macarena y Caño Cristales no solo es famosa por el río de colores más hermoso del mundo, sino que allí habita una comunidad que ha pasado de la violencia al turismo sostenible. Aquí los habitantes han aprendido a guiar, contar sus historias mientras protegen su tesoro natural.
Si nos dirigimos al norte hacia el departamento de Bolívar nos topamos con San Basilio de Palenque, un pueblo que representa la resistencia y la historia africana en América. Conocer su música, su gastronomía y su idioma es una experiencia cultural única. Este lugar está lleno de misticismo pues su religión y lengua es única en el mundo ya que estos dos elementos mezclan influencias indígenas, africanas y europeas, ofreciendo así un mosaico de saberes ancestrales que fascina a todo aquel que visita este destino.
Por otra parte, Nuquí y Bahía Solano, ubicados en el Pacífico colombiano, están conformados por comunidades afrodescendientes e indígenas que ofrecen una inmersión total en la selva y el océano, con avistamiento de ballenas, caminatas ecológicas y gastronomía del mar. Es uno de los lugares más biodiversos del mundo debido a su alta tasa de precipitación anual. Es definitivamente un destino único para quien busca sentir la selva y el océano en su máxima expresión.
La Guajira y los Wayuu son otro ejemplo claro de turismo comunitario. Un desierto lleno de colores, leyendas y tradiciones donde los viajeros podrán hospedarse en una ranchería wayuu. Aquí se puede entender la relación profunda entre la naturaleza y la cosmovisión indígena donde la riqueza se vuelve algo mucho más profundo que las comodidades materiales.
El turismo comunitario brinda beneficios a todos.
Quienes eligen este tipo de turismo se llevan algo más que fotos. La conexión con la comunidad deja recuerdos que duran para siempre. Además de esta forma se tiene la oportunidad de vivir experiencias reales, lejos del turismo masivo. También se aprende sobre tradiciones, historias y formas de vida diferentes y finalmente contribuyes directamente al bienestar de las comunidades y su entorno.
Si quieres que tu viaje deje una huella positiva, el turismo comunitario es la mejor opción y PazyAndo por Colombia te lleva a vivir una aventura única que se ajuste a tu interés para que puedas explorar lo desconocido de una forma segura y retributiva.